lunes, 13 de abril de 2015

Una de ternura

Casi todos los días mi hija mayor sale del colegio y me entrega un papelito con unos dibujos. Unos días es más grande que otro, unos días es rectangular, otros cuadrado, otro días es una tira alargada. 

Los motivos son siempre parecidos: corazones, flores, mariposas, quizás una casita... y siempre mi nombre en mayúsculas y marcado con color verde (es mi color favorito).

Todos los días me lo guardo en el bolso o el bolsillo y los voy coleccionando, pero me doy cuenta de que el papel es un poco áspero. Le pregunto una de las veces que qué tipo de papel es y me dice que es uno que tiene pegatinas, pero que, cuando las pega en el trabajo que esté haciendo, aprovecha para hacerme un dibujo en él y sacármelo a la puerta.

Y pone mi nombre: MAMA, y además en mayúsculas. Y está coloreado en verde, mi color favorito. Y es para mí, sólo para mí. Ella piensa en mí y en mi color y hace ese dibujo. Para esa mala madre que a veces le grita, que otras veces se despista mirando el móvil mientras ella le habla, que pierde la paciencia, que no siempre tiene ganas de contar cuentos, que sólo pudo darle el pecho 15 días, que....un millón de cosas más. Para esa madre que se siente tan imperfecta y tan poca cosa, que no llega a todo, que se cansa y que se enfada... 

Mirarme a través de sus ojos es quererme y maravillarme de lo que soy y puedo llegar a ser. Es pensar que voy a explotar de ternura, es derretirme viva y sentir el amor en cada uno de mis michelones y estrías. 

Los voy a guardar todos y a ponerles fecha. Y a mirarlos cuando me flaquee la autoestima.